A veces pasamos años esperando por esa gran oportunidad. Incluso, durante la espera, nos hemos conformado con lo que hemos tenido hasta el momento, y puede que por temporadas pienses que es suficiente, y hasta dejes de soñar durante ese lapso de tiempo. Pero cuando menos te lo esperas, y luego de haber alcanzado lo que creemos es la ’’estabilidad’’, ¡pumm! se nos presenta esa gran oportunidad que ya habíamos olvidado. Y es que es así es, cuando la vida entiende es el momento oportuno, no cuando tú y los que te rodean piensen es el momento indicado. Las mismas pueden ser oportunidades de trabajo, estudio, mudanza, entre tantas otras. Y nos preguntamos ¿qué hago?, ¿cuál es la mejor decisión?, ¿mis allegados me apoyarán?, ¿podré con el reto? ¿Y si me arrepiento? Nos vienen a nuestra mente dudas y temores que, aprovecho y te digo, son completamente normales. No está mal hacerse esas preguntas, al contrario, significa que estás evaluando y analizando tus circunstancias para tomar una buena decisión. ¡Pero cuidado! Que los temores no te invadan de tal manera que dejes de aprovechar esa gran oportunidad; oportunidades que a veces se nos presentan una vez en la vida.
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Tampoco está de más escuchar a las personas que te quieren; sus consejos pueden ser sabios, pero indudablemente la decisión está en tus manos. Se trata de lo que tú desees, del aprendizaje y crecimiento que pudieras obtener y de alcanzar tu bienestar. No estoy diciendo que te lances sin auscultar los pros y contras de la toma de decisión. Sino que, no permitas que tus inseguridades o las inseguridades de los que te rodean te obstaculicen el escalón que estás por subir. Cuando hablo de esa gran oportunidad, me refiero a la del momento, pues puede que de aquí a cinco o diez años, sea otra la gran oportunidad con la que sueñes y se te presente. Después de todo, la vida es un ciclo compuesta de cambios y adaptaciones. No somos, ni seremos, lo que fuimos ayer. No estamos, ni estaremos, en donde estuvimos ayer. De eso se trata, de una constante evolución. Pero esa evolución solo surge cuando uno lo decide. No olvides, al pisar ese escalón, hacerlo con humildad y gratitud hacia los que te dieron la mano mientras te preparabas para subir. Pero sobre todo recuerda que, el que no arriesga, no gana.