Cómo lidiar con un jefe difícil

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Probablemente a muchos nos ha tocado en algún momento tener que lidiar con un jefe “algo” difícil. ¡Y es que los hay de todos los tipos! Desorganizados, olvidadizos, poco asertivos, autoritarios, etc. Puede que llegue un instante en que nos entren ganas de confrontarlo, y no es para menos. Pero, ¿vale la pena?

Antes de hacerlo, te comparto algunas recomendaciones para lidiar con la situación:

– Respira. Cuando te sientas ofendido y/o molesto con tu jefe trata de respirar para controlar la impulsividad. De no hacerlo, puede que le respondas de manera agresiva y esto te ocasionará problemas. Es un mal timing dialogar sobre la situación cuando estamos disgustados ya que nuestras emociones se apoderan y se nos dificulta pensar con claridad. La asertividad aquí juega un rol muy importante.

Fíjate en los detalles. Todos tenemos estilos diferentes. Seguramente a tu jefe le gustan los informes de cierta manera, que ciertos días del mes tenga alguna tarea lista, entre otros. Trata de cumplir con ellos al pie de la letra. Esto evitará molestias entre ambos.

– No te quedes con dudas. Cuando tu jefe te imparta una instrucción, confirma que hayas entendido. Así minimizarás los errores y malos entendidos.

Anticipa. Con el tiempo, va a llegar el momento en que vas a poder anticipar lo que tu jefe te va a solicitar. Trata de hacerlo antes que te lo pida, para cuando llegue ese momento ya esté listo. ¡Te lo vas a ir ganando!

–  Ayúdalo. Si tu jefe es desorganizado y olvidadizo, colabora en ello. Apóyalo en su agenda o recuérdale detalles importantes. En el fondo lo agradecerá e irá dependiendo algo de ti.

– No le demuestres miedo. Si te grita o te ofende no te quedes callado ni le huyas; algunos jefes se alimentan del miedo del empleado. Exprésale con mucho respeto cómo te sentiste en ese momento. Una vez más te recuerdo que debes tener mucho cuidado en la selección de palabras y tono de voz. No caigas en lo mismo que él. Respira durante el proceso.

– Se asertivo. Si en realidad ha sucedido algo que te ha disgustado de tal manera que no puedes tolerar, dícelo. Antes, piensa bien las palabras que utilizarás en esa conversación y analiza si la misma rendirá frutos. Recuerda, jamás hables mal de él a sus espaldas ya que las paredes tienen oídos.

– Infórmale tus logros. Si conseguiste coordinar un evento, si te felicitaron por algo o si alguna tarea resultó exitosa, ¡dícelo! Es importante que tu jefe esté al tanto de tus logros en el trabajo por más pequeños que tú creas que sean.

– Documenta. Mantén una bitácora en la cual puedas documentar todos los incidentes que has tenido con él. También, documenta cada uno de tus esfuerzos. Trata de escribir detalles como fecha, hora y narración. Si vas a realizar una gestión evalúa si la misma puede ser llevada a cabo mediante correo electrónico. De esa manera habrá evidencia confiable de tus esfuerzos.

– ¡Conócelo! Algún lado bueno debe tener. Estudia qué cosas le pueden gustar o descubre cuáles son sus debilidades. Esta es una estrategia que pudiera ayudarte a que surja la afinidad y a acercarte más a tu jefe.

– Confía en ti. Si te reclutaron para ese empleo es porque se fijaron en tu potencial. Si en todo momento mantienes en pie tu autoconfianza, podrás mantener la calma. Además, no perder la seguridad te ayudará a controlar los nervios a la hora de recibir instrucciones.

– Conoce tus derechos. Los empleados tienen derechos y están especificados en las leyes del país. Ningún patrono debe ir por encima de eso. ¡Revísalos!

“La unidad es la fuerza. Cuando hay trabajo en equipo y colaboración, se pueden lograr cosas maravillosas”. Mattie Stepanek

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