¿Y los hombres qué? Rompiendo el silencio sobre la salud mental masculina

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Durante años, a muchos hombres se les ha enseñado a callar, endurecerse, esconder sus emociones como si sentir fuera una amenaza, como si llorar los hiciera menos hombres. Desde pequeños, escuchamos frases como: “los hombres no lloran”, “sé fuerte” o “aguántate como un varón”. Y, con cada una de esas frases, fuimos construyendo una idea de masculinidad que excluye la vulnerabilidad, el llanto y el dolor. Pero, ¿a qué costo?

Hoy, es urgente mirar de frente una realidad muchas veces ignorada: los hombres también sufren, sienten, y necesitan ayuda. Lo hacen en silencio, muchas veces sin palabras, sin saber cómo expresarlo o sin sentirse con derecho a hacerlo. Esta cultura del silencio no solo duele: enferma, desconecta, aísla. Y en muchos casos, mata.

El silencio que se hereda

Aunque las estadísticas muestran que los hombres tienden a ser diagnosticados con menor frecuencia con trastornos como depresión o ansiedad, también reflejan tasas significativamente más altas de suicidio, consumo problemático de sustancias y comportamientos de riesgo. Esto no significa que los hombres sufran menos, sino que muchas veces no buscan ayuda profesional. No porque no la necesiten, sino porque el sistema cultural en que han crecido les ha dicho que no deben hacerlo.

Se nos ha vendido una idea de fortaleza mal entendida. Una que confunde resistencia con negación, firmeza con desconexión emocional. Pero, ¿qué ocurre cuando un hombre se siente agotado, triste, confundido o roto? Muchas veces, la única respuesta que ha aprendido es callar. Y detrás del silencio se esconden realidades complejas: jornadas interminables para no pensar, irritabilidad constante que en realidad es tristeza, consumo de alcohol para adormecer el malestar, aislamiento emocional que lo aleja incluso de quienes más lo quieren.

La valentía de pedir ayuda

Romper con ese modelo no es debilidad. Es un acto de valentía profunda. Es elegir la vida, el bienestar y la autenticidad por encima de los mandatos culturales que limitan. Por eso, hoy quiero hablarle directamente a ese hombre que lee estas líneas. Si te sientes agotado, pide apoyo. Si no encuentras palabras, comienza con el silencio compartido con alguien de confianza. Si te duele el alma, mereces atención, sin juicio. Buscar ayuda profesional no te hace menos hombre. Te hace más humano, más consciente, más libre.

También es importante hablarles a quienes acompañan a hombres en su vida: parejas, padres, hijos, hermanos, amistades. A veces, solo necesitamos que alguien nos escuche sin prisa. Que nos pregunten cómo estamos sin esperar una respuesta automática. Que nos digan “estoy aquí” y lo digan en serio. Que creen espacios donde podamos hablar de lo que nunca nos enseñaron a nombrar.

Un espacio para sanar

En el Centro de Apoyo Psicosocial y Recursos Educativos para el Desarrollo (CAPRED), creemos en una masculinidad que siente, que se expresa y que sana. Reconocemos que hablar de salud mental masculina no es una moda, sino una necesidad urgente. Por eso, ofrecemos espacios confidenciales, seguros y sensibles para acompañar a hombres que están listos para mirarse con honestidad y comenzar a sanar.

La salud mental masculina importa. Y hablar de ella es un acto de amor propio y colectivo. Es hora de romper el silencio y comenzar una conversación que puede cambiar vidas. Incluso, salvarlas.

📚Sobre el autor:

El doctor Julio A. Cruz Rodriguez es Director del Centro de Apoyo Psicosocial y Recursos Educativos para el Desarrollo (CAPRED). Posee la licencia de Consejero Profesional del Departamento de Salud de Puerto Rico, una preparación en Consejería en Salud Mental de Lamar University en Texas, una certificación en Consejería Clínica en Salud Mental del Instituto de Desarrollo Integral y Evaluación y un credencial como Consejero Clínico en Salud Mental Licenciado para la Práctica Independiente por la American Mental Health Counselors Association. es Consejero Nacional Certificado por la National Board for Certified Counselors. Posee licencia como Consejero en Salud Mental en el estado de Florida y como Consejero Profesional Clínico en el estado de Nevada. Tiene 10 años de experiencia en consejería, docencia y supervisión.

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